Fito Páez llevó música y palabras a esos miles de fans que están en sus casas, que necesitan desconectarse por un rato de la realidad y volar a través de sonidos familiares, que ya son parte de su historia.
La fecha no fue casual, sino que se dio justo una semana después de la prevista para el concierto en Rosario, que tuvo que suspender a causa de la pandemia.
Un piano, un fonógrafo, una computadora portátil, un montón de papeles y un vaso de agua. La puesta minimalista que eligió Páez fue más que suficiente porque, al fin y al cabo, lo importante era otra cosa.
Puntual, con su estampa intacta aunque atravesada por los años, el rosarino comenzó con Mariposa Tecknicolor , Los días de sonrisas, vino y flores y 11 y 6 . Tres momentos en la muy diferentes en la carrera del músico. Luego, con Cable a tierra , el recién lanzado Resucitar y el clásico brasileño Desde que o Samba e Samba , quedó claro que la intención del músico iba más allá del divertimento.
Hubo un mensaje de fe detrás del repertorio: "No creas que perdió sentido todo (hoy menos que nunca)", "La vida es un mar de sombras y luces, y aparecen las señales del amor que te hacen resucitar", "No vine a divertir a tu familia mientras el mundo se cae a pedazos, me gusta estar al lado del camino, me gusta sentirte a mi lado".
El recital completo